La filántropa argentina, dedicada a la erradicación de enfermedades ligadas a la pobreza, recibió ayer la Medalla de Oro de la Academia de Medicina y Cirugía de Murci
Millones de afectados por la enfermedad de Chagas podrían haberse quedado sin tratamiento en 2010, cuando el laboratorio Roche decidió dejar de fabricar el principal fármaco contra esta dolencia, provocada por un parásito que se transmite a través de la picadura de un insecto -la vinchuca- presente en amplias zonas de América Latina. Si no llegó el desabastecimiento fue gracias a la Fundación Mundo Sano, que preside la filántropa argentina Silvia Gold. Ella cogió el testigo, tras llegar a un acuerdo con los laboratorios ELEA-Phoenix para producir benznidazol.
La organización de Gold es todo un referente en la lucha contra el Chagas y otras enfermedades desatendidas, que afectan sobre todo a los más pobres. Trabaja en numerosos países, entre ellos España. Desde finales de los años 90, a Murcia y a otras comunidades llegaron miles de migrantes procedentes de diferentes zonas endémicas de Chagas, como Bolivia o algunas regiones de Ecuador. Muchos de ellos estaban infectados, pero lo desconocían. No representaban riesgo alguno para el resto de la población, porque el parásito no se transmite de persona a persona -salvo en el caso de madre a hijo-, pero su salud sí estaba en grave riesgo, porque lentamente, y de forma silenciosa, el Chagas puede ir afectando a órganos tan vitales como el corazón. Así que La Arrixaca se puso manos a la obra en la detección precoz, con campañas anuales con las que colabora la fundación de Silvia Gold. Ayer, la Real Academia de Medicina y Cirugía de la Región reconoció la labor de esta mecenas de la salud pública otorgándole su Medalla de Oro.
«Para prevenir el dengue es necesario el control del mosquito, algo que ya se está haciendo en la Región»
-¿Es Murcia una referencia en la lucha contra la enfermedad de Chagas?
-Murcia es realmente un ejemplo no solo en España sino en el mundo. La enfermedad de Chagas es muy silenciosa, pasa muy desapercibida durante la fase aguda, cuando el paciente la contrae. Luego, durante mucho tiempo puede no haber síntomas, hasta desarrollarse más tarde como una enfermedad muy grave. Por tanto, es muy importante buscarla cuando no da síntomas, y en ese sentido la Región de Murcia es un ejemplo muy valioso. En el mundo se habla de, aproximadamente, ocho millones de personas infectadas, fundamentalmente en Latinoamérica.
-¿Hay ocho millones de personas afectadas, sin diagnosticar? ¿Hasta dónde llega el infradiagnóstico?
– Son estimaciones. Realmente muy pocos afectados están diagnosticados, menos del 10%. Algunos dicen que incluso menos, depende de los lugares. Por eso, Murcia, donde se calcula que hay unas 6.000 personas infectadas y ya tiene tratadas a 2.000, está muy por encima de cualquier otra región, y por eso es tan notable y valioso lo que sucede en Murcia. España en su conjunto ha hecho un buen trabajo y Murcia muy especialmente; es realmente admirable. Por eso, la Organización Mundial de la Salud toma a Murcia como ejemplo. Nosotros colaboramos con los distintos centros que trabajan en enfermedad de Chagas, como el de Murcia, y hacemos este tipo de cribados en diferentes lugares, siempre junto a alguna institución pública.
-¿Cuáles son las principales líneas de actuación de la Fundación en la lucha contra el Chagas, además del cribado?
– Tenemos un abordaje muy integral. Trabajamos en Argentina y en otros países, como Paraguay y Guatemala, controlando el vector [el insecto que transmite el parásito]. Desarrollamos programas de mejoramiento de vivienda, de educación, y cuando podemos dar por seguro que se ha controlado la transmisión vectorial, empezamos con los programas de tratamiento y búsqueda activa (de posibles infectados). Uno de los problemas es que esta enfermedad ha sido muy olvidada, los mismos médicos no la tienen en cuenta. No está en el pensamiento del pediatra o del ginecólogo. Si el ginecólogo busca y trata la enfermedad cuando una joven va a su consulta, se evitará la transmisión al bebé. Por eso hemos puesto en marcha una campaña de difusión masiva que llamamos ‘ningún bebé con chagas‘.
-¿Es el Chagas una enfermedad con estigma por su vinculación a la pobreza?
-Claro, porque se asocia a haber nacido en zonas muy pobres, muy precarias. No siempre es así, porque hay movilidad social y transmisión madres a hijos, pero mayoritariamente sí se liga a la pobreza. Esto no debería ser un estigma, sino al revés; debemos contribuir a que la gente pueda progresar y tenga oportunidad de tratamiento.
-Una de sus contribuciones clave fue hacerse cargo de los tratamientos cuando el laboratorio que hasta entonces había fabricado el fármaco dejó de hacerlo. ¿Cómo es posible que suceda algo así? ¿Es un ejemplo de que en la industria prima el beneficio?
– La industria tiene su razón de ser, es una actividad económica y tiene que ser sustentable, y yo no juzgo, no condeno eso. Lo que resulta una paradoja es que enfermedades que afectan a tantos millones de personas no sean consideradas un mercado; algo no funciona. La desatención viene por muchos sectores, en todo caso. Puede que la industria farmacéutica no le preste la debida o la mejor atención, pero si hay millones de personas que requieren un tratamiento es porque hay un fallo de distintos sectores de la sociedad. Nosotros tratamos de crear un modelo que sea sostenible, queremos que se comprenda que si tratamos a un paciente estamos evitando a futuro una enfermedad cardíaca severa que va a tener mucho mayor costo para el sistema de salud. Hay una ineficiencia en la no prevención. Queremos eliminar la enfermedad de Chagas pero también crear un modelo sostenible que demuestre que trabajar en prevención en salud es rentable para todos. Una sociedad más igualitaria es una sociedad más sostenible.
-Su fundación no solo lucha contra el Chagas, también trabaja en muchas otras enfermedades.
– Trabajamos, en general, en un conjunto de enfermedades desatendidas, denominadas así por la Organización Mundial de la Salud. Son enfermedades injustas, porque la medicina ofrece una solución que sin embargo no es accesible para mucha gente.
-Entre estas enfermedades figura el dengue. En la Región se registraron el año pasado cinco casos autóctonos, los primeros detectados en toda España. ¿Qué podemos hacer en Murcia para prevenir el dengue, transmitido por el mosquito tigre?
-Por lo que veo, aquí se está haciendo bien. Es necesario una monitorización, un control del mosquito. Nosotros tenemos experiencia en esto. Significa ir capturando larvas, huevos, e ir viendo en qué momento se dispara la población del mosquito para poder intervenir. Gracias a estos sistemas de monitoreo, el uso de productos químicos baja notablemente, porque se utilizan exclusivamente en los momentos en que hay alerta. Hemos desarrollado un programa de este tipo en Clorinda, una ciudad argentina a 40 kilómetros de distancia de Asunción, la capital de Paraguay. Clorinda y Asunción siempre tenían la misma incidencia de dengue. Tras establecer el programa de control, sostenido en el tiempo, Clorinda pasó a tener muchos menos casos que Asunción.