La Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio luz verde a la distribución en toda América latina de un medicamento esencial contra el Mal de Chagas, que se elabora exclusivamente en la Argentina. Se trata del benznidazol, cuya producción en el mundo se había interrumpido en 2011: los pacientes quedaban sin tratamiento, y en la Argentina se puso en marcha un acuerdo con laboratorios privados, convocado por el Ministerio de Salud y coordinado por la Fundación Mundo Sano. El fármaco empezó a producirse industrialmente en marzo del año pasado. En los últimos meses, la OPS efectuó los controles técnicos necesarios, y la misma entidad centralizará las compras para los distintos países de la región. A diferencia de las versiones anteriores, esta vez el producto incluirá también una presentación pediátrica.

“La OPS evalúa los productos farmacológicos teniendo en cuenta las condiciones de calidad que deben cumplir para incorporarse a la lista de medicamentos que esa entidad distribuye a través de su Fondo Estratégico –destacó Sonia Tarragona, directora general de Mundo Sano–; esto permite que no haga falta demostrar la calidad en cada país: la OPS lo certifica y lo distribuye.”
La aprobación de OPS era necesaria porque, aunque el benznidazol es un medicamento que se utiliza desde hace varias décadas, su elaboración en la Argentina, a partir de una iniciativa público-privada, se realiza desde hace poco más de un año. Inicialmente, el único fabricante en el mundo era el laboratorio Roche, que, por cuestiones de rentabilidad, interrumpió su producción. Desde 2004, tomó la posta el Laboratorio Federal de Pernambuco, Brasil, que a su vez discontinuó la producción en septiembre de 2011, tras varios años de dificultades para atender a la demanda.

“En la Argentina ya había conversaciones para elaborar el benznidazol y, cuando el Laboratorio de Pernambuco anunció que se había quedado sin stock, se pusieron en marcha mecanismos más rápidos para el desarrollo del producto –contó Tarragona–, que se logró en tiempo record.”

El Ministerio de Salud hizo la convocatoria y se formó un consorcio en el que participan dos laboratorios privados: Maprimed produce el principio activo del benznidazol, y Elea hace el “desarrollo galénico”, que conduce al comprimido tal como se pone a disposición de los pacientes.

“Por nuestra parte, como desde hace 20 años que Mundo Sano trabaja con la enfermedad de Chagas-Mazza, coordinamos el trabajo de los laboratorios y gestionamos el asesoramiento de expertos. Así, por ejemplo, los especialistas nos advirtieron sobre la necesidad de elaborar una formulación pediátrica especial, ya que los chiquitos no tragan comprimidos –comentó Tarragona–. También, durante el tiempo que les demandó el desarrollo del producto, prescindimos del aporte económico de esos laboratorios, que están entre las 20 empresas que contribuyen a la Fundación.”

Sergio Sosa Estani –director del Instituto Nacional de Parasitología Dr. Fatala Chabén, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación– señaló que “la disponibilidad del benznidazol es clave para que los programas nacionales puedan avanzar en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. En la Argentina, desde hace un poco más de un año, esta disponibilidad nos permite, a través del Ministerio de Salud, tener la certeza del abastecimiento continuo del medicamento”.
El benznidazol es el fármaco de primera línea en el tratamiento de la enfermedad; sólo cuando no da resultado se recurre a otro producto, llamado nifurtimox. De todos modos, “el medicamento es sólo una parte de la solución –advirtió Tarragona–; el Chagas es una enfermedad silenciosa, que durante mucho tiempo puede no producir síntomas; muchos pacientes no saben que tienen esta enfermedad, ya que no se detecta en los análisis de rutina y hay que buscarla específicamente. El problema requiere un abordaje integral, desde el control de la vinchuca, el diagnóstico a tiempo, la accesibilidad de los servicios de salud y el acceso al medicamento”.

En rigor, la curación de esta enfermedad sólo se demuestra en niños: “Cuando el parásito Trypanosoma cruzi ingresa en el organismo, a través de la picadura de la vinchuca, se producen anticuerpos o material genético que pueden detectarse mediante análisis de sangre; pero cuando han pasado muchos años, el parásito se ausenta de la sangre y ya no aparece en los análisis, pero, en el 30 por ciento de los casos, sigue presente en el corazón o en el aparato digestivo y provoca lesiones. Se investiga la utilización de otros indicadores biológicos para detectarlo cuando ya no está presente en la sangre”, contó Tarragona.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay unos diez millones de infectados por la enfermedad de Chagas-Mazza.

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