«Mucho de lo que aprendimos con dengue, creemos que es lo que hay que hacer con COVID-19″

Acaba de ser convocada por la OMS como única investigadora latinoamericana para estudiar a las sociedades bajo los estragos de las enfermedades tropicales desatendidas como dengue y Chagas, entre otras. En una charla exclusiva con Infobae, desde España, adelantó por qué es optimista frente al nuevo coronavirus.

Se ve que a Silvia Gold su pasión como doctora en bioquímica consagrada y reconocida a nivel mundial por su gran aporte en el estudio de las llamadas Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), aquellas que afectan a los sectores más vulnerables de la sociedad como el Chagas y otras transmitidas por el mosquito como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, como bien expresa el dicho de origen campero “le curtió el cuero”. Y la preparó para enfrentar con herramientas científicas sólidas esta pandemia global. Por eso, cuando llegó el tiempo de la investigación clínica ella supo conducir qué proyectos -que estaban en marcha con otros propósitos, pre pandémicos- podían ser disparados y/o apuntados para hallar la cura del COVID-19.

Desde Madrid, España, y viviendo hoy en una ciudad atravesada por un nuevo cierre de fronteras ante la escalada de los contagios y las muertes, atendió a Infobae con ganas de repasar a fondo los temas imprescindibles de la gestión de esta pandemia por el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2 en la Argentina y en el mundo. “Hemos avanzado en la comprensión de la enfermedad, pero aún falta. Esta situación absolutamente nueva y disruptiva para el mundo entero genera también presiones sociales y políticas, pero la relación de la ciencia con la emergencia no es fácil, ni lineal ”, dijo GoldInfobae al abrir la entrevista.

Junto a su marido el médico y empresario Hugo Sigman, Gold es co-fundadora del Grupo Insud e Insud Pharma, la rama farmacéutica internacional. En parte por la experiencia previa y apoyada en talentosos y multidisciplinares grupos científicos locales, Insud adquirió relevancia en este contexto pandémico. Con sinergia público-privada investiga en fase avanzada tres proyectos para derrotar al COVID-19: la producción para América Latina de la vacuna de Oxford-AstraZeneca y dos ensayos clínicos en busca de evidencia, el suero equino hiperinmune e ivermectina.

Gold además es miembro de la alianza global Uniting to Combat cuyo objetivo es erradicar las enfermedades desatendidas en el mundo. Y desde hace pocas semanas integra el board de la Fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Kennedy School de Políticas públicas de la Universidad de Harvard. Es un placer entrevistar a Gold porque en cada respuesta destila docencia sobre el quehacer científico. Es una fervorosa militante de las alianzas público- privadas para promover la ciencia argentina y también una hacedora de iniciativas que doten de mejores condiciones de salud a las sociedades, y sobre todo a las poblaciones más vulnerables.

Silvia, usted viviendo en Madrid es un fiel testimonio de que la pandemia no ha cesado, sino todo lo contrario. Esa ciudad vuelve a tomar medidas restrictivas ante la suba de los contagios. Mientras Argentina oscila entre el quinto y sexto puesto, entre los países del mundo con más casos de contagiados por millón de habitantes. ¿Cuál es su mirada sobre la salida de la pandemia?

-Silvia Gold: A nivel global llevamos más de seis meses de pandemia. Cuando ésta pandemia emergió, los primeros reactivos no funcionaban, las primeras conductas terapéuticas tampoco eran las mejores, los índices de mortalidad eran muy altos, y tenían que ver con una enfermedad desconocida y con los sistemas de salud colapsados. Y además en un principio atacó a una franja etaria determinada y vulnerable de la población (los adultos mayores, de más de 70 años). Hoy, definitivamente la mortalidad bajó. La pandemia por COVID-19 ha transformado el mundo de un modo tan profundo que todo tendrá que ser repensado. Ha impactado en la economía, en la sociedad, en la psicología, en la educación. Y obviamente en la salud.

Y el escenario es muy complejo porque por un lado, hay una enorme producción en una actitud más abierta del mundo científico. Eso es notable, se comparte y se publica muy rápido, se han puesto muchos fondos a disposición también. Y por el otro, es un escenario tan nuevo donde hay presión política y social. Entonces creo que hace falta un enorme sentido común para administrar todo esto.

Hay que actuar en situación de pandemia, porque la pandemia es brutal, en número de casos y el modo en que se propaga; es muy contagiosa, hay muchos asintomáticos y eso multiplica aún más los contagios; y a la vez, la economía paralizada genera tensiones y conflictos sociales. Algo hemos aprendido en este tiempo.

Yendo a la carrera científica mundial contra el COVID-19, me gustaría arrancar con las vacunas (N. de la R: en este momento hay seis vacunas en Fase 3, la última etapa antes de lograr aprobación: las tres de China, dos desarrolladas por la estatal Sinopharm y una de la privada Sinovac. Otra en Reino Unido, la de Universidad de Oxford y AstraZeneca. Y dos en Estados Unidos, una de Pfizer-Biontech y la vacuna del laboratorio Moderna, en Massachusetts. ¿Cuánto falta para la vacuna contra el COVID-19? es la pregunta que más repiquetea en todo el mundo. ¿Y cuál ganará la carrera contra el tiempo y pondrá fin a la pandemia?

Entre las plataformas de vacunas candidatas en Fase 3, las más convencionales, las que parten del virus, sea inactivado o atenuado, con algo que estimule al sistema inmune, como el hidróxido de aluminio por ejemplo o lo que se utilice, son las llamadas vacunas clásicas, las de Pasteur en adelante, las que nos dimos todos.Y yo le pongo una ficha importante a esas porque ya están probadas (N.de la R.: son las chinas de Sinopharm y Sinovac y la de Oxford-AstraZeneca)

Las que trabajan con ARNm son muy nuevas y prácticamente no hay vacunas aprobadas. Dentro de éstas se inscribe la vacuna de Pfizer-Biontech. A la vacuna de Pfizer-Biontech le veo una complejidad que es el mantenimiento en frío. Me resulta difícil pensar cómo se va a administrar masivamente una vacuna que requiere en su logística una temperatura tan difícil de conservar. Para vacunas de poca escala puede ser que resulte mejor, pero masivamente lo veo difícil. En este sentido, la vacuna de AstraZeneca me parece mucho más fácil pensarla como de acceso masivo, y a la vez también es una vacuna innovadora en su tecnología.

Técnicamente la vacuna producida por la Universidad de Oxford y que se fabricará en la Argentina es la que más esperanza nos genera, además de conocerla bien por estar involucrados. Esta vacuna además posee un concepto que se le imprimió desde su génesis y que tiene que ver con la equidad y el acceso: no va a costar más de 4 dólares la dosis y además el acuerdo de fabricarla en muchos países. Esta fue una condición de Oxford: que se pudiera distribuir equitativamente.

Qué opinión le merece la situación de fast track científico que atraviesa a la ciencia, una especie de palanca de emergencia para que las investigaciones puedan responder con velocidad y perforar los números imparables de contagios y muertos durante esta pandemia…

-Está bien acortar los plazos, tanto en el sector productivo como en el sector regulatorio. Pero creo también que hay que entender que las presiones no ayudan. De repente un día tenemos “resuelta” la vacuna, y al otro día se frena por efectos secundarios y parece que no vamos a tener ninguna. Creo que no es ni una, ni otra la situación real. Los efectos secundarios ocurren y se evalúan según su impacto en la investigación clínica, que además tiene sus propios tiempos.

Se pueden acortar plazos en las instancias de revisión y en ese sentido las agencias regulatorias son muy colaborativas en todo lo que sea COVID-19; y también en los tiempos de fabricación, que es lo que se planteó con la vacuna de AstraZeneca : comprometer a fabricar dosis aún cuando no estén aprobadas porque significa ahorrar tiempo de fabricación y distribución después. Es difícil manejar el estado de ánimo de la sociedad y la presión sobre los gobernantes que es mucha, no obstante eso, estamos avanzando sobre todo en la comprensión de la enfermedad, y creo que alguna vacuna vamos a tener pronto y fármacos también.

– Volviendo al tema del acceso. Hoy para hablar de un freno verdadero a la pandemia – sea a través de las vacunas, los fármacos o las terapias- se debe poner sobre la mesa entre los distintos eslabones de los sistemas de salud, la democratización y el acceso a la cura… ¿Usted también lo entiende así?

-Absolutamente. Se dice que este virus ataca a todos por igual, pero no es verdad, porque ataca más a las personas que tienen menos condiciones para defenderse. Si una de las prevenciones es el aislamiento, es mucho más fácil cumplirlo cuando hay comodidades que en situaciones de dificultad habitacional. Entonces creo que con el tamaño del número de habitantes que en este mundo están afectados por el coronavirus el tema del acceso es fundamental.

En cuanto a los medicamentos, las formas tradicionales de investigación clínica son difíciles en tiempos de pandemia. Tenés sistemas de salud desbordados con médicos a los que no les resulta fácil realizar prácticas clínicas; productos que si pensás que son buenos es difícil pensar en hacer controles contra placebos, la falta de recursos o usar sólo aquello de lo que se dispone. Entonces se requiere cierta flexibilidad. No hay que ser dogmáticos, hay que ser flexibles, entender las situaciones y ofrecer oportunidades, porque no tener oportunidades para tratar a un paciente y no tener esperanzas para dar es muy duro.

mAbxience será la “pata científica” del Grupo Insud que producirá la vacuna para la región, y también produce una proteína en la investigación del suero equino hiperinmune ¿Usted cree que será posible la combinación para la cura del COVID-19 entre algunas terapéuticas y las vacunas?

-Sí, así es. Antes de que mAbxience participe en la producción regional de la vacuna de Oxford-AstraZeneca, participó en el proyecto del suero equino hiperinmune junto al grupo líder de esa investigación, que es Inmunova. Porque en el proceso del suero equino se construye una parte de la proteína que despierta más inmunidad a través del laboratorio en mAbxience. Y con ésta proteína “se desafía” a los caballos a que generen defensas. Entendiendo que los caballos son animales hiperproductores de anticuerpos, así se refuerza nuestra idea científica de una terapia pasiva. Porque en definitiva los anticuerpos inyectados a través de un suero (en este caso equino) son terapias pasivas. En cambio, las vacunas “despiertan” la inmunidad, le enseñan al cuerpo a defenderse; mientras que los anticuerpos brindan la solución. Por eso no es impensado pensar en combinarlos.

Es un tema de timing, los sueros actúan más rápido pero no tienen memoria. Las vacunas generan aprendizaje en el cuerpo brindando inmunidad. Entonces, lo que sí puede ser combinable es una terapia con suero y luego la vacuna. Teóricamente la terapia con suero hace que el ya infectado no necesite vacuna, pero todo esto se está estudiando, si dura o no dura la inmunidad. Todo parece decir que sí dura.

En mAbxience cuando comenzamos con este proyecto de hacer la proteína para el suero equino hiperinmune, también pensamos en hacer una vacuna a partir de eso pero todo desarrollo lleva mucho tiempo, muchos recursos humanos y económicos. Entonces tenemos que centrarnos en lo que pensamos que vamos a tener más rápido y oportuno.

Pasemos a otro estudio científico muy promisorio hasta ahora con la droga antiparasitaria de uso humano, ivermectina. Este ensayo clínico se hizo sobre 45 casos en la Argentina y evidenció un potente efecto antiviral ¿Cuál es el estatus hoy de la ivermectina como antiviral para tratar el virus SARS-CoV-2 ?

-Soy particularmente fan de la ivermectina. Es una droga muy noble, con mucha acción terapéutica, con una ventana muy grande entre la acción y la toxicidad, y siempre pensamos que está sub aprovechada. Si bien es una droga que se la usa más en el mundo veterinario, en el mundo humano se podría aprovechar más.

Nosotros (N. de la R: Grupo Insud, Mundo Sano) venimos trabajando hace mucho para aprobar en Europa una ivermectina para uso en parásitos -que es lo que tradicionalmente hacíamos con la droga-. Cuando salió la noticia de que podría ser antiviral para el SARS-CoV-2, sentimos el desafío de que la teníamos que probar bien. Entonces, ahora estamos recalificando el genérico de ivermectina en la OMS, y registrando distintas formulaciones. Y trabajando para registrarlo en la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

En el ensayo clínico reciente con ivermectina participaron todos investigadores de Conicet, con un financiamiento privado y público del ministerio de Ciencia y Tecnología, y dio resultados sumamente interesantes porque encontramos una disminución de la carga viral vinculada a la disponibilidad de la ivermectina en sangre, con una clara concentración a partir de la cual encontrábamos actividad, era muy significativo que los que alcanzaban esa concentración en sangre tenían una clara caída en la carga viral.

Esto es muy interesante porque primero es el primer dato riguroso de medida de carga viral en pacientes con COVID-19. Y no sólo por eso, sino también porque se habló de la ivermectina en otras virosis y nunca se demostró en humanos, y nosotros creemos que eso tiene que ver con la dosis. Creemos que la ivermectina es muy promisoria pero tiene que ser bien utilizada, tiene que usarse en una dosis más alta y entonces por eso es muy importante la calidad del producto. Esperemos que pronto se pueda ampliar la indicación de ivermectina para COVID-19.

A Gold bien podría caberle el título honorífico de Dama de la ciencia argentina. Y le cabe por varias razones: las que atañen a su prolífica carrera científica en el país como bioquímica, como investigadora de las ETD o males de la pobreza, un trabajo en el que Gold actuó de avanzada al aplicar la investigación en terreno y en el laboratorio.

– Usted recibió recientemente una convocatoria de la Organización Mundial de la Salud para integrar el board de la Fundación OMS, es la única científica latinoamericana hasta ahora que recibió ese convite. Permítame contarlo públicamente porque usted es de perfil bajo y no me lo iba a mencionar…

-Sí, es cierto. Es la primera vez en los 70 años de la OMS que crea la Fundación OMS. La pandemia por COVID-19 aceleró la creación y se formó en mayo de 2020, y ahora está constituyéndose. Y finalmente me invitaron en agosto pasado para integrar como miembro del board de la Fundación. Realmente es muy grato porque nuestra estrategia desde la Fundación Mundo Sano fue siempre generar evidencia que contribuya con políticas públicas y la OMS es como el faro de la salud mundial.

En este contexto de crisis sanitaria general, una cuestión que a menudo se pasa por alto es el impacto en las enfermedades que ya en la vieja normalidad llamábamos desatendidas, aquellas que siempre se vieron postergadas en las prioridades de la salud pública porque los afectados, en su gran mayoría, pertenecen a grupos sociales vulnerables, marginales y carecen de influencia política: la más conocida en la Argentina es la enfermedad de Chagas. ¿Cómo ve esa tensión hoy con este nuevo mundo?

 Justamente la OMS acaba de hacer la hoja de ruta 2020-2030 entonces estamos alineados con la OMS porque siempre pensamos que se necesitan organismos internacionales y ahora más que nuncaLa OMS está centrando la estrategia en acción transversal entre las distintas enfermedades, evidencia y políticas basadas en evidencia, cooperaciones público – privadas porque entendemos que es responsabilidad de los Estados pero agradecemos que haya un espacio en el que podamos contribuir.

La transversalidad entre las enfermedades nos parece fundamental, porque muchas veces los programas son valiosos desde el punto de vista técnico, pero no son efectivos. Nosotros creemos mucho en el primer nivel de atención y que el médico que atienda, o el agente de salud, pueda pensar en todas las enfermedades que la persona pueda tener y que muchas de ellas las puede resolver fácilmente.

También trabajamos mucho el dengue y con el consiguiente control de la vía de transmisión de la enfermedad: los mosquitos. Otra cosa que en Mundo Sano consideramos clave es el trabajo en escala municipal, y por suerte es algo que ahora se valora mucho. Estamos haciendo un programa de monitoreo del mosquito y ayudamos a los municipios que lo necesiten, les instalamos las ovitrampas, hacemos informes y esto se está convirtiendo en una red.

En Chagas estamos centrados en la atención del paciente y como primer paso cortar la transmisión materno infantil, no excluyendo nada, pero cómo mínimo si nace un bebé con Chagas saberlo; y si no nace un bebé con Chagas mucho mejor porque significa que tratamos a la mamá antes. ¡ Y la buena noticia es que la mamá tratada no transmite! El momento efectivo del tratamiento es con el paciente asintomático, es un diagnóstico fácil, es barato, y bien tratado se evita. Argentina lo tiene.

– Pensando en esto último, la pandemia puso a la sociedad en una actitud proactiva y protagónica frente a la salud pública, y de alguna manera redimensionó la importancia del comportamiento social frente a la enfermedad. ¿Usted ya había recorrido mucho camino con la centralidad de la prevención y la idea de “ir a buscar a los pacientes” con las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD)?

– Sí, exactamente. La importancia de la salud pública, del diagnóstico, de la prevención. Mucho de lo que aprendimos con dengue, creemos que es lo que hay que hacer con COVID-19. Estamos haciendo un programa muy interesante en colaboración con la UBA en el municipio de San Antonio de Areco y lo que hicimos fue una especie de manual de epidemiología: trazar los rastreos, aislar rápidamente a cada contacto, testear a todos, y tenemos un mapa clarísimo y un seguimiento clarísimo de cómo se comporta la transmisión.

Infobae – Nota completa 

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