Son el neurocientífico Mariano Sigman, los físicos Daniel De Florian y Guillermo Kaufmann y el matemático Guillermo Cortiñas; hace unos meses también habían sido distinguidas la física Liliana Arrachea y la lingüista Lucía Golluscio

El último domingo, en el imponente escenario de los jardines vaticanos, más precisamente, en la «casina», antigua casa de verano de los papas y hoy sede de la Pontifica Academia de Ciencias, se entregó el prestigioso premio Pio XI.

La distinción, que se otorga sólo una vez cada dos años a la trayectoria de un investigador internacionalmente reconocido, fue en esta ocasión para el neurocientífico argentino Mariano Sigman, que actualmente dirige el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Universidad Torcuato Di Tella. Lo precedieron figuras de la talla del físico Stephen Hawking, el también neurocientífico Stanislas Dehaene, el matemático Cédric Villani, y los argentinos Juan Martín Maldacena (físico) y Luis Caffarelli (matemático).

«Fue una experiencia renacentista», dice Sigman desde Roma, todavía conmovido por una semana de charlas del más alto nivel que se sucedieron en la reunión plenaria de esta academia plural en la elección de sus miembros, que componen 80 grandes figuras de la ciencia internacional.

«La entrega del premio fue durante una reunión a puertas cerradas, y me lo entregó Werner Arber, premio Nobel de Fisiologia por haber descubierto las proteínas que dividen las cadenas del ADN -precisó-. Nunca había estado en un evento científico como éste. Fueron cuatro días de charlas sobre los temas más fundamentales, desde las fuentes de energía y el origen del universo, hasta la posibilidad de vida en otros planetas. Entre los expositores estuvieron Stephen Chu, que no sólo fue pionero en el atrapado de átomos usando luz láser, sino que fue consejero de Obama en cuestiones de energía; Saul Perlmutter, que probó la expansión del universo, Mario Molina, uno de los descubridores del agujero de ozono…»

Sigman cuenta que fueron reuniones celebradas en un marco de gran respecto intelectual, y en las que coexistieron distintas posiciones, porque había científicos ateos, agnósticos y creyentes. Como es costumbre, tras la sesión plenaria, los académicos se reunieron con el Papa Francisco.

El científico obtuvo su licenciatura en física en la UBA, se doctoró en neurociencias en la Universidad Rockefeller, de Nueva York, y se posdoctoró en ciencias cognitivas en el College de France, en París. En 2006 fundó el Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Universidad de Buenos Aires. Recibió numerosos premios por sus investigaciones y actualmente es director del programa de «Toma de decisiones» del Human Brain Project. Más allá de sus investigaciones, incursionó en la divulgación de la ciencia y trabajó con magos, cocineros, ajedrecistas, músicos y artistas plásticos.

En los últimos años, intenta desarrollar un puente entre la neurociencia y la educación, coordinó numerosos proyectos en escuelas primarias y es miembro del consejo científico del programa «One Laptop per Child».

Pero Mariano Sigman no fue el único premiado en los últimos días. También el físico Daniel De Florian, director del Centro Internacional de Estudios Avanzados (ICAS, por sus siglas en inglés) de la Universidad Nacional de San Martín, y Guillermo (Willy) Cortiñas, del Departamento de Matemática de la Universidad de Buenos Aires recibieron una importante distinción.

Es el premio que otorga la Fundación Alexander von Humboldt, de Alemania, que cada año distingue a cien investigadores de todo el mundo. El Von Humboldt Research se otorga en reconocimiento a investigaciones cuyos descubrimientos fundamentales, nuevas teorías o conocimientos han tenido un impacto significativo en su propia disciplina.

De Florian es doctor en Física e investigador principal del Conicet. «Es un reconocimiento muy valioso a mi trabajo que me da más impulso para seguir adelante. Además, es muy alentador para nuestra institución que el director y la directora adjunta del ICAS hayan recibido premios de la Fundación von Humboldt en el mismo año: Liliana Arrachea, investigadora del Conicet, recibió el premio Georg Forster hace unos meses, algo poco habitual en nuestro país», destacó de Florian en un comunicado de la universidad. Junto con Liliana Arrachea, también obtuvo el premio Georg Forster la lingüista Lucia Golluscio, del Conicet, que investiga en lenguas indígenas. Además de descubrimientos sobre la lengua mapuche, la científica halló a los últimos hablantes de una lengua en peligro, el vilela.

Cortiñas, graduado y doctorado en la UBA, es un referente internacional en álgebra homológica y geometría no conmutativa, y publica en las mejores revistas del mundo.

La Fundación Alexander von Humboldt se creó en 1953 y tiene su sede en Bonn. Mantiene una red de 26.000 científicos en más de 140 países, incluidos 51 ganadores del Premio Nobel. El premio consiste en

Por último, Guillermo Kaufmann, investigador superior en el Instituto de Física Rosario, obtuvo el premio Galileo Galilei 2016, otorgado por la International Commission for Optics (ICO).

Este reconocimiento internacional se otorga anualmente a científicos del área de óptica y fotónica que hicieron contribuciones excepcionales en esos campos, en condiciones comparativamente desfavorables. En este caso, Kaufmann se hizo merecedor de la distinción por el desarrollo de nuevas técnicas de interferometría y sus aplicaciones en mecánica experimental, tecnología de materiales y ensayos no destructivos.

Lo recibirá en agosto de 2017, en Tokio, Japón.

Fuente: La Nación

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