Bill Gates y Kofi Annan han inaugurado en Ginebra, Suiza, un encuentro de expertos de todo el mundo para trabajar juntos contra las enfermedades desatendidas. Estas dolencias ciegan, mutilan, desfiguran y debilitan a más de mil millones de personas en 149 países. Son datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha organizado el encuentro, en un intento por que la política, el dinero y la ciencia se pongan de acuerdo para continuar con los avances y los compromisos que hagan posible que estas afecciones desaparezcan o se minimicen.

Ya lo hicieron en 2012 con la declaración de Londres, un acuerdo de colaboración internacional sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas (NTD, de sus siglas en inglés). No se trata de un mero papel. La hoja de ruta con parada en 2.020 ha marcado los esfuerzos de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, industrias farmacéuticas, y centros de investigación de todo el mundo.

El resultado se presenta en el 4º informe que la OMS presenta al respecto y que recoge magníficas noticias sobre los últimos avances en la materia. No son las únicas. Cada organismo e institución presenta también en Ginebra sus logros y compromisos para seguir adelante.

La prevención de los casos y la atención de los enfermos hasta su cura representan los puntos clave que marcan los objetivos a alcanzar. Así, solo en 2.015 se atendió a 1.000 millones de personas enfermas por NTD.

En 2.016 se notificaron solo 25 casos de dracunculiasis, por lo que la erradicación de esta enfermedad de la piel producida por el gusano de Guinea, está al alcance de la mano. De la rabia en América solo se registraron 12 muertes. Su total eliminación en la zona está ya muy cerca.

Solo quedan 3.000 casos de enfermedad del sueño, una afección que antes sufrían 37.000 personas. El tracoma, principal causa infecciosa de ceguera a nivel mundial se ha eliminado como un problema de salud pública en Omán, Marruecos y México. Y en algunas zonas de la India, se ha conseguido reducir la leishmaniasis en un 82%. La cifra asciende hasta un 97% en los subdistritos de Bangladesh, y al 100% en los distritos de Nepal.

Sin embargo, «los nuevos avances en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas dependerán de un progreso más amplio hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible«, ha expresado en una nota de prensa Dirk Engels, director del Departamento de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas.

El acceso a agua potable y la disponibilidad de saneamientos siguen siendo fundamentales para el control de las enfermedades tropicales. La OMS calcula que 2.400 millones de personas carecen todavía de instalaciones sanitarias básicas, como baños y letrinas, mientras que más de 660 millones continúan bebiendo agua de fuentes «no mejoradas», como las aguas superficiales.

Por otro lado, la preocupación mundial por los recientes brotes de Zika centra los esfuerzos para mejorar el control de los vectores que transmiten enfermedades, como el mosquito para este virus.

Enfermedades desatendidas

Están abandondas. Son tropicales, pero no son raras. Las enfermedades desatendidas se llaman así porque «no han recibido el interés de las farmacéuticas, a las que tampoco se culpabiliza porque la atención pública es fundamental», explica Irene Tato, directora en España de la fundación Mundo Sano, que participa en este evento. «Han sido abandonadas por todos: por la industria, los gobiernos, y hasta por el propio paciente, que se resigna y piensa que vivir con esa enfermedad es parte de lo que le ha tocado», prosigue.

Ya no se considera a la malaria como enfermedad abandonada. Elena Trigo Esteban, especialista de la Unidad de Medicina Tropical y del Viajero del Hospital Universitario La Paz aclara este punto: «Digamos que la malaria es una enfermedad que comparte muchas de las características con las NTD pero que en los últimos 20 años, por su gran impacto en la infancia, embarazadas, y su alta mortalidad sí ha sido objeto de grandes políticas de investigación y políticas de salud pública». La doctora explica que aunque no se ha conseguido el control de la misma, sí se producen mayores avances a los del resto de las NTD.

Casos en España

Las enfermedades tropicales han existido también en los países desarrollados incluso después de su erradicación, aunque en casos puntuales. La enfermedad del viajero, ya sea por virus, bacterias, o parásitos adquiridos en lugares endémicos, traía a nuestras latitudes una muestra de lo que padecían las personas de otros países.

«Sí, se ven cada año cientos de pacientes que sufren estas enfermedades. En la mayor parte de los casos son importadas, bien en migrantes que vienen ya infectados, o se infectan cuando van a visitar a sus familias, pero no es infrecuente verlas en españoles que viajan a zonas endémicas», reporta Trigo Esteban.

En España «tenemos enfermedades como leishmaniasis, strongyloides, o tenias, que son endémicas en nuestro país.

A ese respecto, la fundación Mundo Sano proporciona cifras sobre la enfermedad de Chagas en España. «El 80% de los bolivianos que se someten voluntariamente a un análisis de sangre por sospechar que podrían portar el parásito, da positivo en esta enfermedad. La prueba es gratuita y consiste en un simple análisis de sangre», apunta su directora, quien además asegura que aunque existe un antiparasitario, menos del 1% de los diagnosticados recibe un tratamiento para esta enfermedad.

Dadas las cifras, y al ser España el segundo país receptor de esta comunidad, después de Estados Unidos, resulta importante que este colectivo esté informado. «Ponemos anuncios en medios y radios latinas, asistimos a sus fiestas, a sus partidos de fútbol, creamos grupos de WhatsApp, e invertimos en todo tipo de publicidad que distribuimos en barrios de Madrid como Usera o Aluche. Pero algunos no pasan por un centro de salud ni muertos», asegura.

Brigitte Jordan es una mujer boliviana que reside en nuestro país y que se ha convertido en lo que esta fundación llama una «paciente experta«, pues tuvo la enfermedad, se curó y ahora participa en un programa de concienciación para convencer a otros compatriotas de que acudan al médico para hacerse un análisis.

«Ella se encontraba estigmatizada. No sabía que había un tratamiento. Se curó y ahora se acerca a su comunidad con sus rasgos bolivianos y su acento boliviano para ayudar a otros pacientes«, relata. La fundación la ha formado durante tres años como agente de salud para la enfermedad de Chagas y su labor la ha convertido en finalista de un premio que se falla en la reunión de la OMS.

FUENTE: http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2017/04/19/58f5f852ca4741ff148b45e2.html

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