Especialistas de la salud analizaron hoy en un simposio en Buenos Aires la atención médica que se brinda en España a pacientes con Mal de Chagas, una enfermedad endémica de América que llegó a Europa de la mano del fenómeno de la migración. «Trabajar en Europa con la enfermedad de Chagas no es sencillo, porque no es considerada un área endémica», señaló Miriam Navarro Beltrá, investigadora y responsable de proyectos de Mundo Sano España, al intervenir en el simposio internacional sobre enfermedades desatendidas organizado por la fundación Mundo Sano. Navarro Beltrá sostuvo que «a nivel general» en Europa «no hay una legislación» para «la prevención de la transmisión del Trypanosoma cruzi a través de las donaciones de sangre».»Sólo hay normas o directivas al respecto en España, Francia, Gran Bretaña y Suecia», precisó.Según la experta, «otra dificultad radica en que es muy baja la percepción del riesgo por parte de las comunidades afectadas», a lo que se suma que «no todos los centros de salud les ofrecen programas de cribado y que muchos de los profesionales de la salud no tienen experiencia en el diagnóstico y manejo de pacientes con Chagas».»Por eso, es crucial realizar actividades de sensibilización y capacitación para profesionales», concluyó. El Chagas, un parásito transmitido al humano por un insecto conocido como vinchuca, solo se trasmite de humano a humano por transfusión de sangre contaminada, trasplantes de órganos infectados o verticalmente de la madre infectada al feto. Después de la infección suelen presentarse algunos síntomas como fiebre, cansancio e inflamación de ganglios, lo que se conoce como el periodo agudo de la enfermedad. Posteriormente no se observan síntomas hasta que luego de un número variable de años se manifiesta la fase crónica de la enfermedad mediante problemas generalmente cardíacos, digestivos o neurológicos, que pueden ser de gravedad. Según la publicación especializada Eurosurveillance, en Europa sólo se diagnostica el 6% de los casos de la enfermedad. Entre 1999 y 2009, se confirmaron unos 4.000 casos, de los cuales 3.617 se diagnosticaron en España y el resto en el Reino Unido, Italia, Suiza, Francia, Bélgica, Alemania, Portugal y Holanda. Los especialistas calculan que en España, un país con fuerte inmigración de países donde el Chagas es una enfermedad endémica, son 42.000 los adultos infectados y que unas 17.000 personas van a requerir de atención médica por cardiopatía chagásica.»En España, desde 2005, se controlan las donaciones de sangre, los bancos de tejidos y el trasplante de órganos sólidos. Aún no hay un protocolo oficial a nivel nacional para controlar la transmisión vertical, ya que sólo tres comunidades autónomas tienen regulado el cribado a madres gestantes», indicó Navarro Beltrá. Estos protocolos, destacó la experta, son «esenciales para la prevención secundaria de la transmisión congénita, junto a las acciones de educación para la salud». Por su parte, Sonia Tarragona, directora general de la fundación Mundo Sano, subrayó que «el aumento de información sobre la enfermedad de Chagas, la búsqueda activa de personas en riesgo -a través de programas adaptados a la población migrante- y la actuación de asociaciones de pacientes contribuye a la reducción del subdiagnóstico». Sin embargo, admitió, «no resulta sencillo llegar a la población afectada porque muchas veces su situación es irregular y se dificulta el acceso al sistema sanitario» español. Desde diciembre de 2012, el benznidazol -una de las principales drogas para tratar la enfermedad de Chagas que se produce en Argentina- se exporta a España. Según datos de Mundo Sano, en lo que va de este año, 94 centros de salud de España prescribieron esta droga, siendo tratadas más de 1.800 personas.