Las enfermedades que investigaron los ganadores del Nobel de Medicina 2015 tuvieron un impacto diverso en la Argentina. La malaria, que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados, era una enfermedad muy temida hace más de 60 años. Las otras dos infecciones parasitarias que estudiaron los científicos premiados, la ceguera de los ríos y la elefantiasis, no se han presentado con casos autóctonos en el país, según aseguran especialistas en enfermedades tropicales.
La malaria o paludismo es una enfermedad que puede ser mortal, pero es prevenible y curable con el acceso a la artemisinina, el medicamento desarrollado a partir de las investigaciones de la científica Youyou Tu. Según el Ministerio de Salud, en la Argentina, la principal zona de riesgo hoy es el norte de la provincia de Salta, en San Martín y Orán. Desde 2011 no se registraron casos autóctonos y ahora se espera que Organización Panamericana de la Salud declare al país libre de la enfermedad.
Hace 80 años, la malaria afectaba a más gente. Se distribuía en áreas rurales de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan, Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, y se notificaban 200.000 enfermos. Por el uso de insecticidas residuales disminuyó la incidencia a 500 casos por año. Después siguieron más acciones de vigilancia, búsqueda de pacientes febriles, diagnóstico oportuno, tratamiento supervisado, y rociado de viviendas y se alcanzó una reducción significativa.
La filariasis linfática o elefantiasis es una enfermedad que se produce por la transmisión de parásitos a través de los mosquitos. Y la oncocercosis o ceguera de los ríos se desarrolla por la exposición repetida a picaduras de moscas negras infectadas. “Nunca hubo casos autóctonos de filariasis linfática ni de la ceguera de los ríos en la Argentina”, informó Alejandro Krolewiecki, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Enfermedades Tropicales, la Universidad Nacional de Salta, y la Fundación Mundo Sano.