Cifras de la Organización Panamericana de la Salud indican que en lo que va del año en América hubo 2,7 millones de casos. Cómo protegerse.

La Organización Panamericana de la Salud​ (OPS) señaló que el continente americano está en estado de alerta por los más de 2,7 millones de casos de dengue (2.733.635 casos) que se registraron en lo que va de 2019. En el mismo período del año (de la semana epidemiológica 1 a la 42) nunca se había registrado tal número de casos. De hecho, la cifra superó en un 13% al número de casos reportados en el año epidémico 2015.

Si bien los casos que se detectaron en el país con la llegada del calor son importados —se dieron en viajeros que estuvieron en zonas donde hay brote—, los especialistas recomiendan ya aplicar a diario las medidas de prevención, que son el modo más eficiente para mantener alejado al virus.

Angela Gentile, jefa de epidemiología de Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, señala que en la Ciudad de Buenos Aires funciona el Plan Estratégico–Operacional Integrado de Prevención, Control y Vigilancia de Enfermedades Transmitidas por el Mosquito Aedes Aegypti, desde donde realizan una “vigilancia activa y constante” sobre el dengue. Por el momento no han registrado ningún caso pediátrico.

“Lo importante es instalar el tema, empoderar a la comunidad para que utilice todas las herramientas de prevención”, dice la especialista. Además, explica que las hembras del aedes aegypti (el mosquito que transmite el dengue) “son muy inteligentes y para poner sus huevos buscan lindos lugares con agua limpia como la que le ponemos en el bebedero del perro”. Por eso la urgencia de supervisar casi a diario los lugares donde hay agua estancada, de modo de cortar el proceso por el que esos huevos se convierten en un plazo de entre siete y diez días en mosquitos adultos dispuestos a picar y propagar el virus.

Ante la situación epidemiológica actual en la región, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomienda el uso de repelentes, en especial, aquellos que tengan DEET (N N-diethyl-m- toluamida). Esta indicación no corre para menores de dos meses. La concentración del DEET varía de un producto a otro, pero es la mejor protección para mantener alejados a los mosquitos de modo predecible y prolongado. La concentración de DEET para el uso en niños y niñas no debe ser mayor al 30%. La SAP señala que el uso de citronella es menos eficiente que el DEET.

La Directora Nacional de Epidemiología, Paula Angeleri, señala que hay un equipo técnico de cuatro mil efectores que trabajan en red en todo el país desde hace muchos años y que “no cree que se vea vulnerado por el cambio de gestión” del Gobierno nacional. Angeleri también señala que el trabajo se debe desarrollar antes del brote y que el “sistema de vigilancia nacional” funciona muy bien en todos los municipios.

El biólogo Marcelo Abril, de Mundo Sano, una organización que trabaja con poblaciones en riesgo y que tiene sedes en Pampa del Indio, Puerto Iguazú, Clorinda y Tartagal, dice que “este es un año complicado para la Argentina, estamos en riesgo”. Uno de los trabajos que hacen con los vecinos de esas localidades es la colocación de “ovitrampas». Se trata de unos recipientes que colocan para que las hembras depositen sus huevos; de ese modo, vigilan y detectan el inicio de la temporada de la oviposición. Para llevar a cabo esta tarea, cuentan con la ayuda de los vecinos, porque si las ovitrampas no se controlan y renuevan periódicamente, se pueden convertir en criaderos.

Según Abril, la fumigación sería la última opción como forma de prevención, porque el peligro es que colonias de mosquitos se fortalezcan y resistan esos insecticidas. Aparte, al fumigar se matan otras especies que son necesarias para el ecosistema. Y, por otra parte, está el factor económico, por el costo que implica esta forma de prevención.

Además de tener en cuenta las medidas para mantener los hogares libres de aedes aegypti al «descacharrar” los patios y jardines, Abril señala que ante fiebre alta y sostenida por dos días las personas deben consultar al médico, ir al hospital o al centro comunitario de salud. Lo que se busca es que entre todos evitemos que se extienda el dengue: si un mosquito sin virus pica a alguien que sí lo tiene, automáticamente se convierte en transmisor del dengue.

Los síntomas [del dengue] son como [los de] una gripe, tal vez con dolores del cuerpo, pero sin tener comprometidas las vías respiratorias”, destaca Gentile desde el Hospital de Niños.

Clarín – Nota completa

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